jueves, 24 de abril de 2014

Felices

 “Felices quienes su propia vida, de tan escaso brillo y tan desconcertante, no les sea ocasión de tropiezo”. 

Fuente: Instituto Nacional de Teología a Distancia (2010). Mensaje Cristiano II, pág. 112. Service Point.


    Descubrir
Descubramos
lo extraordinario
oculto tras lo ordinario,
la rosa tras las espinas,
el sol tras las nubes,
el arcoíris tras la lluvia,
lo trascendente tras lo superfluo.

Ampliemos la vista,
afinemos los sentidos.
¡Qué la rutina no nos capture!


Victorina Rivera Rúa





Foto: JAR     Diseño Imagen: VMRR


viernes, 18 de abril de 2014

Viernes Santo 2014

Un poema y unas palabras del año pasado (perdón si resulta un poco sangriento):

Heridas sin sangre
Por qué será que
si no se ve sangre
no hay dolor,
y sin dolor, no hay sufrimiento.
Sin embargo hay dolores
profundos, intensos,
sin sangre por fuera,
inmaculados, invisibles,
que manan ríos
de sangre por dentro.
Tantas veces duelen más
las heridas del alma
que las del cuerpo.
Pero no se ven,
a simple vista no hay sangre,
¿y sin sangre,
no hay dolor?.
¿Y sin dolor,
no hay sufrimiento?.
¿Quién no lleva heridas?.
De las del cuerpo,
muchos llevan.
De las del alma,
todos.
¿Cuál es el médico
que las sutura?.
¿Con qué ungüento
se cicatrizan?

Heridas sin sangre
marcas del dolor
testimonio velado
del sufrimiento.

Victorina Rivera Rúa
Viernes Santo  29/03/2013

  Habiendo participado del Vía Crucis en este viernes santo donde cada estación fue representada por imágenes de una película sobre la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la presencia de tanta sangre (por supuesto de utilería) me llevó a redactar este poema y esta reflexión.

  ¿Es que acaso Cristo padeció solo dolores físicos representados por su cuerpo lacerado y cubierto de sangre? Por supuesto el dolor debe haber sido terrible, las pruebas médicas sobre el sudario (mortaja con la que fue cubierto su cuerpo, también llamada Sábana Santa) lo atestiguan. Pero, ¿cuánto más dolor puede haberle causado el haber sido abandonado por los suyos en momentos tan duros desde que lo atraparon, su enjuiciamiento, su condena? Aquellos con quienes había compartido comidas, prédicas, embarques, milagros, su vida; lo abandonaron, lo negaron, se avergonzaron. Y qué decir de toda esa multitud testigo de sus palabras, de sus obras, de su amor; ellos también lo dejaron. Esos que unos pocos días antes lo habían recibido con palmas y ramos de olivo, en su entrada triunfal de Jerusalén. Más aún, ¿qué habrá sentido íntimamente al ver que todo su proyecto de prédicas y obras para llegar a los hombres y salvarlos, se había truncado, de algún modo había fracasado?

  Cristo soportó estoicamente los látigos, los insultos, se mantuvo sereno cuando su cuerpo se derrumbaba ante el castigo. También padeció con valentía el dolor del abandono, el rechazo, la negación. Hasta exclamar en sus últimos momentos “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. ¿Se apoderó de Él la desolación y el desconsuelo hasta creer que el mismo Padre también podía dejarlo? Pero inmediatamente prosigue “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Jesús herido con heridas visibles, llenas de sangre, Jesús herido con heridas ocultas que tocaron lo más hondo de su corazón (“Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”) se lanza a los brazos del Padre.

  Grande es la gloria a tanto sufrimiento, Cristo vence a la muerte, se reviste de vida eterna y resplandece de luz. Consuelo para el llagado, esperanza para el sufrir silente.


Victorina Rivera Rúa


Foto: JAR

lunes, 14 de abril de 2014

Semana Santa 2014

   Muchas veces me pregunto si hago bien en hacer público aquello que me moviliza, los temas que surcan mi pensamiento, mis ideas. ¿Seré una vanidosa? ¿Seré una egocéntrica? Y tantas preguntas más.

   Sin embargo hay algo que me mueve a compartir mi producción, y es que creo que si esto me ha sido dado no es para ocultarlo, esconderlo (aunque en realidad además de todo lo bueno, también me ahorraría problemas, disgustos, tiempos, etc.). Si solo le hiciera bien a una persona algo de lo que escribo, si esto le sirviera para poner palabras a lo que le está pasando, si se sintiera acompañada o comprendida, entonces he cumplido mi misión.

   Verás que soy una persona de fe. Sucede que a mucha gente le incomoda o le molesta tocar temas vinculados con Dios, con la trascendencia, con lo espiritual. Este es otro de los motivos por los cuales en ocasiones dudo acerca de hacer públicos mis escritos. No porque tenga vergüenza, sino porque no quiero incomodar a quienes piensan de otro modo, menos aún lastimar o herir los sentimientos de quienes no comparten mis creencias.

   No sé si es producto de la constitución de mi personalidad, de la formación que he recibido o de la vida que me ha tocado (o lo que sea!), pero puedo asegurarte que la fe me da esperanzas para vivir, sobre todo en las dificultades, en las incomprensiones; la fe es el impulso que me levanta cuando las ganas se han escurrido.

   Por este motivo, y sin ánimos de ofender a nadie, comparto una reflexión y un poema en este comienzo de Semana Santa.

Domingo de Ramos
  Ayer domingo de ramos celebramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, preanuncio de su destino (trágico desde la visión humana).
  ¿Quién es Jesús? ¿Quién fue Jesús? ¿Existió como persona histórica?
  Muchos se lo preguntan, muchos nos lo preguntamos. ¿Quién fue ese tal “Jesús”?
 Evidentemente no fue una persona más. Su nacimiento, su vida, su muerte, marcaron de tal modo a la humanidad que la historia se divide AC (antes de Cristo) y DC (después de Cristo).
  Seamos o no cristianos, es innegable que su mensaje trasciende los tiempos y es de una actualidad tal que asombra.
  ¿Por qué habiendo predicado el amor y la paz recibió el castigo de muerte cual un malhechor? ¿Por qué padeciendo flagelos y ofensas, aun así se compadeció del ser humano (“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”)? ¿Por qué no hizo nada para bajar de la cruz? ¿Por qué al morir el cielo se oscureció y la tierra se sacudió?
  ¿No habrá sido algo más que un simple ser humano? ¿No será algo más que un profeta?
  Este domingo de ramos rememoramos su ingreso a Jerusalén y el recibimiento con palmas y olivos realizado por el pueblo. Hoy podemos hacernos preguntas, sin embargo muchas de ellas quedarán sin respuesta. Es que en ocasiones la razón no es suficiente para llegar a la verdad. Es la fe quien nos da la certeza, trascendiendo los límites de la razón.
  Si tu fe es diferente a la que profeso, esto no es ningún impedimento para que te desee todo lo mejor y te comparta mis ideas.

¡Feliz Domingo de Ramos y una fructífera Semana Santa!

                Cruz
Noche de temor, de angustia.
“Padre, si es posible,
aparta de mi este cáliz.
Pero, que se haga tu voluntad”.
Sudor hecho sangre,
desolación,
oscura tristeza de muerte.

Todos te abandonamos,
en el momento más duro,
solo te dejamos.
Golpes, gritos, insultos,
tu carne rota,
tu cuerpo vejado.
¿Acaso era necesario?
¿quién podría estar en tu piel?
Soledad, dolor.
Aún así te compadeciste de nosotros.
Un juicio injusto, una condena errónea.
Burlas y más dolor.
¿También Él habría de abandonarte?
“Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?”
Un grito surca el infinito.
Ha muerto.
Su vida nos ha regalado.

Victorina Rivera Rúa


Foto: VMRR


miércoles, 2 de abril de 2014

Buen día

Para vos:

  Para vos que estás del otro lado. Para vos seas de donde seas, seas como seas. Para vos que al igual que yo gozamos del don de la vida con sus momentos de alegría, con sus dificultades, sus sinsabores, sus momentos únicos e inigualables.
  
  Si algún día la alegría se esfuma, se escapa por un tiempo y deja nubes oscuras de amargura..., si hoy fuese ese día, te regalo esta poesía:


Alégrate

Alégrate.
Si tu vida no tiene sentido.
¡Mírate!
Mira a tu alrededor.

Alégrate.
El que creó el sol y la luna,
la tierra y las galaxias
a ti también te creó.

Alégrate.
Él te amó en el principio
y en un determinado momento
a la vida te llamó.

Alégrate.
Observa que perfecto el universo.
¡Mírate!
En ti también hay perfección.

Alégrate.
Las preocupaciones son nada.
Que la plenitud de la vida
colme tu corazón.

Alégrate.
Porque eres único.
Único entre los hombres,
único en la creación.

Alégrate.
Alégrate y vive,
pues todo es efímero,
sólo perdura el amor.


Victorina



VMRR